Bienvenidos a este camino de transformación con la Disciplina Positiva.

Esta forma de ver y vivir la crianza tiene raíces profundas, que se remontan a los años 20 con las ideas visionarias de Alfred Adler, psiquiatra infantil que ya hablaba de respeto y pertenencia. Décadas después, la psicóloga Jane Nelsen dio forma, estructura y alma a este enfoque, iluminando con fuerza los caminos de la infancia y la adolescencia desde una mirada más humana, conectada y esperanzadora.

La Disciplina Positiva no es solo una metodología; es una invitación profunda a sanar, reflexionar y conectar. A través de experiencias vivenciales y momentos de introspección, nos permite mirar a nuestro niño interior, escucharlo y abrazarlo, para así convertirnos en ese adulto que de niños necesitábamos con urgencia: presente, firme, amoroso, guiador.

Hoy más que nunca, la infancia/adolescencia nos llama. Y con ella, la necesidad de construir vínculos seguros, consistentes y amorosos. ¿Qué necesitan realmente los niños y niñas de nosotros? Amor, guía, contención, validación, tiempo… y adultos emocionalmente disponibles.

La Disciplina Positiva se ha transformado en mucho más que una herramienta: es un propósito de vida que deseo compartir con cada familia, profesional y docente que quiera mirar a la infancia con ojos nuevos, llenos de comprensión y coherencia.

Cada vez somos más los que nos unimos a esta forma de educar con respeto. Instituciones, comunidades y personas en todo Chile están abriendo espacio a una nueva manera de acompañar la niñez, donde el buen trato no es una opción, sino un compromiso.

Es posible reescribir nuestra historia. Y comienza con un pequeño paso: mirar con amor.
¡Bienvenidos a esta experiencia transformadora!