Muchas veces, durante mis talleres que imparto con padres, maestros, familias surge la gran pregunta: ¿que puedo hacer con mi hijo/a adolescente que no me escucha y siempre tenemos que pelearnos? En realidad, si el mismo papá se escuchara, podría darse cuenta que el pelear solo lleva a una trinchera de lucha donde cada bando está constantemente en un estrés familiar y personal. Sobre todo porque pierdes una premisa importante como adulto que es, ganarte a tu hijo y no ganarle. Solo con reflexionar, nos podremos dar cuenta que lo convertirá en un perdedor, y no creo que eso es lo que esperas de él.

Una batalla en la infancia es una guerra en la adolescencia. Muchas veces creemos como padres que debemos imponer, exigir, juzgar, humillar, despreciar, a nuestros hijos para que cambien. Una premisa importante dentro de la Disciplina Positiva es que; ¿ de donde sacamos la loca idea de que para que un niño se porte bien, primero debemos hacerlo sentir mal? Jane Nelsen, número uno en Disciplina Positiva nos deja esta frase a la reflexión.

Nuestros padres nos enseñaron de la mejor manera posible, con lo que ellos aprendieron y descifraron durante su propia infancia, con pocas herramientas de conexión, y probablemente con mucha corrección mediante castigos o premios. Hoy en día estamos orientando poco a poco, hacía una crianza más democrática, donde se espera que desarrollemos equidad, trabajo en equipo, conexión, amor, empatía dentro de hogar. El problema es que como conseguimos todo esto que suena ideal.
Desde la infancia, podemos cultivar entendimiento, sincronía y escucha con nuestros más pequeños. ´´La infancia se cuece a fuego lento´´ y créeme que así es, lo que pasa es que este mundo inmediato queremos apretar un botón y cambiar todas las pautas y las situaciones que a mí mismo, como adulto, me generan inestabilidad emocional. Como no soy capaz de visualizar mi recurso de calma, no soy capaz de regularme y por tanto, anulo mi sistema pre frontal (razonamiento) dejando que prime mi parte más primitiva (amígdala) e inmediata y términe hiriendo al niño o diciendo cosas que puedan lastimar a los demás.

Podemos empezar por escuchar sin juzgar, probando esto, podemos guiar al niño a un pensamiento reflexivo sobre los sucesos del día a día. Por ejemplo, si un adolescente me cuenta que la noche anterior estuvo en una fiesta, que tomó alcohol con sus amigos, que le ofrecieron drogas, luego regresó por un lugar peligroso a casa, caminando y a la madrugada, seguramente en la mitad del relato, pierdas los estribos y retes o hagas tu juicio sin haber terminado lo que contaba el adolescente. La pregunta es; tú crees que el volverá a contarme algo más? Probablemente, no. Luego alegamos que ellos no hablan con sus padres o que no quieren contar nada de lo que hacen fuera del hogar. Cuanto tiempo te tomas en compartir con él? Cuanto tiempo escuchas sin juzgar al adolescente? Cuantas veces te preocupas de saber que le gusta, que le desagrada hacer o cuantas veces le dices te quiero mirando a sus ojos ? cuanto tiempo hablas en una cena sobre valores ? esto nos ayuda a saber porque reaccionan de la manera inadecuada. Probablemente, estemos centrados en corregir todo el tiempo y no en conectar primero con ellos. Recuerdas cuando eras adolescente? Como era tu estado anímico o tu físico? Todo esto, es lo que experimentan durante esta etapa. Preocupémonos de conocer que necesitan de nosotros y no de entregar cosas materiales solamente.
Una vez durante un taller, una madre contaba que siempre le decía a su hijo la típica frase (que había escuchado de sus padres) ´´ yo trabajo todo el día y me sacrifico para darte todo, comida, educación, mesada, te compré el celular y la bicicleta que me pediste´´ y el niño, respondió ´´ lo único que quiero y deseo es que veamos una película o me digas te amo cada tanto, sé que eso no lo puedes comprar pero es mi valioso para mí´´

Debemos aprender a escuchar más a nuestro hijos y no llenar tanto de palabras o sermones. Hay ejemplos del día que pueden ayudarte a conocer una opinión o que les pasa o como se sienten frente a eso. Validar sus emociones con frases como ¨ te entiendo o comprendo que te sientas asi, probablemente a mí también me daría miedo o asco tal situación¨
Cada tanto, el humor es un muy buen aliado, ayuda a conectarnos más como familia, sobre todo en momentos que nos necesitamos, salir más seguido en familia, o simplemente tener citas individuales con cada uno de ellos. Es interesante como conocerás más de sus gustos y sentido de la vida.

Muchas veces tendrás que decir que no, con firmeza, la idea es que frente a esto se genere una solución respetuosa para ambos, y no sea una lucha de todos los días, porque entonces algo del mensaje no está siendo claro. A veces somos inconsecuentes, cedemos y luego queremos ser firmes. El único resultado de esto, es que la relación sea ambigua, sin pautas claras.
Claramente, tampoco estarás enseñando qué camino seguir y será demasiado difuso. Seguramente, en este camino de ser padres/madres te vas a equivocar muchas veces, lo importante es pedir disculpas, reconciliar, reconocer y plantear en equipo que esperamos para buscar soluciones respetuosas, relacionadas y útiles.

Por Psicólogo Adrián Ezequiel Aguilera Director del sitio @Disciplina Positiva Talca. Certificado en Disciplina Positiva para padres, Disciplina Positiva en primera infancia y Disciplina Positiva para el salón de clases. (Discipline Positive Association USA)
Director del Instituto Grupo Palermo Chile.