Hay algo que siempre resalto durante mis presentaciones, algo que abarca todo, que moviliza y empodera corazones, y es el amor. El amor con palabras, gestos, transforma a las personas, les da fuerza, alimenta y fertiliza nuestras entrañas. Con amor podemos educar, podemos criar, podemos trabajar y hacer tanto para nosotros como para el resto de las personas, una vida placentera. Es contagioso créanme, y si puedo compartirlo que mejor ? En el caso de nuestro hijos es una via indiscutible de conexión, desde cuando planeamos tener un hijo/a, cuando imaginamos como va a ser, a quién se va a parecer, que gustos tendrá, esos ya son sueños de amor. Jane Nielsen dice, un niño mal portado es un niño desalentado, si un niño se siente querido, podrá sentirse cómodo en los desafíos que enfrente durante su vida, y es muy probable que cuando le toque criar comparta esa sensación con los suyos. Hará llover desiertos, florecer tierras secas, le dará energía a todo lo que toque y rodee. Además se fusionan dos cosas; el motor de arranque y la gasolina.

Ahora bien, como hacer para que se sientan queridos? nada mejor que poner en práctica algunas sugerencias interesantes: Primero, el contacto físico es primordial, un abrazo, caricia, el besar en la noche cuando duermen, aunque no estén despiertos, sentirán ese beso de padres/cuidadores, el taparlos en la noches heladas, tocar su hombro mientras los miras a los ojos, demostrar el cariño cuando menos se lo esperan, tocar su cabecita, esas caricias llegan al alma y no se van nunca. Ese calor no se compara con nada, es el mejor remedio para que ellos sientan que ese mundo que los rodea es seguro!

En segundo lugar, es importante escucharlos y tener en cuenta su decisión, que se sientan parte de la familia, respetados con sus ideas, saber que pueden hablar contigo de todo, contrastar con las opiniones familiares y con los demás. Aquí se produce un doble aprendizaje, la crítica constructiva y que sus ideas valen.

Cuanto los conoces? saber que música les gusta, que monitos ven, cuáles son sus superhéroes, que película les agrada, su color favorito. Acercarse a su mundo los hará ver que te importa y los dejará con la idea de que son valorados. El tiempo es oro, jugar, charlar, pasear, dibujar con ellos o simplemente cocinar te conectará con sus gustos e ideas. Ese tiempo no se recupera y el lo recordará toda la vida, tendrán en sus recuerdos aromas, risas, complicidad, creatividad que de tanto en tanto de adultos guardarán como el tesoro más preciado.

Vivimos en un mundo de tiempos cortos, de ocupaciones largas, pero no hay escusas, pequeños periodos de calidad también son importantes, dedícale exclusividad, deja el celular, que sientan que estás de presencia con ellos y olvídate por un segundo de las preocupaciones del día a día. Ese momento es para dejarse querer y hacer que se sientan más queridos, reírse con ellos, jugar a las escondidas, volver a ser niño/a o simplemente ponerse a su altura será el espacio más recordado por ellos.

Por último, que los espacios de conversación se sientan seguros que pueden confiar en ti, que no se sentirán juzgados, que compartan contigo inquietudes de la vida diaria, ayudando a matar de hambre los miedos, anímalos, ponte en su lugar, conéctate verbal y no verbal y dale las fuerzas para derribar los muros de lo imposible.

Recuerda, ese corazón necesita el mejor combustible de nosotros, y se llama AMOR.

Por Psicólogo Adrián Ezequiel Aguilera Director del sitio @Disciplina Positiva Talca. Certificado en Disciplina Positiva para padres, Disciplina Positiva en primera infancia y Disciplina Positiva para el salón de clases. (Discipline Positive Association USA)
Director del Instituto Grupo Palermo Chile.